Es agosto en la ciudad. Gentes que se fueron
para volver con los ojos llenos de mar...
Y, en la quietud, se va a poner el sol
casi con sonido de gaviotas de antaño,
sobre los que quedamos... Mañana,
a correr por la ciudad, al trabajo
mientras otros correrán tras su ola,
en una playa que está cerca y lejos,
cerca y lejos de la ciudad en que hoy
se apaga un sol tranquilo.
Atardece,
duerme el sol su sueño de mar infinito
donde el horizonte, sí,
es su destino soñado de sal
de vacaciones lejanas.
A. López
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